O mejor dicho, la reboda de Natalia y Diego, puesto que esta fue la segunda vez que se daban el “Sí quiero”. La primera vez fue la semana anterior en Valladolid, y la siguiente fue en Asturias.
Él asturiano y
ella vallisoletana, decidieron celebrar por segunda vez su unión
en la tierra del novio de una manera más distendida, familiar y sobre todo,
informal y divertida.
Para ello contaron con El LlarAnimación y Eventos y con DulzuraChic, quienes en conjunto organizamos una celebración muy típica asturiana.
Todo tuvo lugar en el genial Llagar de Castiello, donde gracias a
que el tiempo respetó la tarde, pudimos hacer la ceremonia en el exterior, en
los estupendos jardines, con la Universidad Laboral de fondo.
Allí los novios quisieron darse el “Sí quiero” en
esta ocasión con el Ritual de la Arena,
oficiado por Beatriz, de El Llar Animación y Eventos.
Ella fue la encargada de conducir la ceremonia
mediante este procedimiento que consiste en el vertido de arenas de diferentes colores
(un color representando la novia y otro al novio) dentro de un recipiente, de
manera que se van formando bonitas ondas como símbolo del camino que les queda
por recorrer juntos y la unión de dos vidas en una. Una mezcla diferenciada por
colores para marcar la aportación de cada uno a la relación, pero que a la vez
son imposibles de separar como la pareja que se acaba de unir.
Una vez finalizada la ceremonia, los invitados y
los novios entraron en el llagar para disfrutar de una celebración muy
asturiana: un magüestu donde
degustaron castañas recién asadas y sidra dulce; juegos
tradicionales asturianos y un concurso
de escanciadores de sidra, pensado sobre todo para que los
familiares y amigos que venían por parte de la novia, conocieran algunas de las
tradiciones de la tierra del novio.
Después de los momentos divertidos vividos
jugando a todos los juegos dispuestos en el espacio, como por ejemplo el “tiru
cuerda”, solteros contra casados, o mujeres contra hombres; y después de
celebrarse el multitudinario concurso de escanciadores y el jurado eligió a los
ganadores, todos los invitados pasaron a cenar al salón donde el Llagar de
Castiello les tenía preparada una tradicional espicha
asturiana.
Para finalizar la noche, un divertido espectáculo de magia que hizo reir y
sorprendió a todos, hizo de broche final de esta estupenda boda, distinta,
original, divertida y en la que todos, damos fe, disfrutaron, comieron,
bebieron, jugaron, y se divirtieron como niños, que era lo que finalmente se
pretendía.
Queremos desde aquí felicitar de nuevo a esta
pareja tan divertida y darles las gracias por permitirnos participar en esta
boda tan especial; y también agradecer al Llagar de Castiello por su amabilidad
y profesionalidad: un placer.
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